Se identifican que existen distintos tipos de agresores en internet, entendiendo que los perfiles de éstos pueden variar según los motivos y las formas en que se manifiesta la agresión, no obstante teniendo en común los discursos y comportamientos utilizados para agredir en línea. (Hiperderecho, 2019).
La particularidad de la tecnología radica en su naturaleza sin fronteras, su infraestructuras y actores técnicos, así como la ausencia física y el anonimato; estos elementos poco conocidos por los actores tradicionales dificultan la traducción de la violencia virtual como una extensión de la violencia física.
Uno de los elementos comunes entre violencia digital y la violencia física son los tipos de agresores. Las violencias son perpetradas mayoritariamente por personas cercanas: pareja o ex pareja, o pertenece al círculo inmediato tales como miembros de la familia, compañeros de trabajo o amigos y en un segundo plano por desconocidos (anónimos).
Por otro lado, la violencia física también puede incluir violencia virtual. En los casos de violencia doméstica, donde las mujeres son sometidas a daños físicos y violencia sexual, también puede incluir violencia digital, tales como mensajes de texto, llamadas telefónicas o correos electrónicos insultantes, amenazantes o violentos. (García & Sequera, 2021).
¿Cómo identificamos a les agresores?
Perfiles anónimos:
Aquellos perfiles que comúnmente se consideran “falsos” pero que en realidad son perfiles sin identificación. Esto implica que la persona agredida quizás tiene algún tipo de nexo con quien le agrede, pero no le es posible identificarle ya que opera de manera anónima.
Perfiles de grupos organizados:
Perfiles que operan de manera conjunta para ejercer ataques sistemáticos en línea. Sus finalidades para agredir pueden variar según sus motivos (políticos, sociales o religiosos, entre otros)
Perfiles conocidos:
Personas conocidas por las víctimas tanto en el entorno familiar como sexoactivo (pareja o ex pareja), que utilizan a la tecnología para vigilar, amenazar, controlar y desprestigiar a las mismas. Así mismo también incluimos en esta categoría a aquellas personas que forman parte de algún entorno de la víctima y que utilizan la tecnología para acosarla con fines sexuales.